Este simpático perrito me acompañó durante mis descansos de estudio el sábado de la Xtrelan, donde salía a tomar el aire y fumar un cigarrito. Al principio tenía mucho miedo… Temblaba cuando se le llamaba con carantoñas, dando a entender que tal vez había sufrido malos tratos. Tenía heridas, la orejilla un poco rajada, y una tripilla famélica que rugía de hambre.
Sin embargo, sus ganas de comer podían contra el miedo y se acercaba a todo aquel que portaba bolsas… Saltando como acto reflejo cuando sus perseguidos hacían un movimiento más brusco de la cuenta y que podía percibir como un peligro.
La primera vez que lo vi, sabía que me temía… pero sólo fue durante un instante. No sólo tenía hambre de comida, sino también de cariño… y yo que soy amante de los animales le dí todo el que pude en tan breve tiempo que compartí con él. En esta foto ya no se ve el miedo en sus ojos, sino compañía, esa compañía que a veces en soledad ayuda tanto, y donde el silencio no incomoda a nadie.
Más información:
– Xtrelan
Ojalá alguien le acoja….Es precioso 😦